Según la OMS (Organización mundial de la Salud) alrededor del 60% de la población mundial no realiza actividad física suficiente para obtener beneficios para su salud.
Tenemos que diferenciar entre, ser una persona inactiva, que es aquella que realiza menos de dos horas y media de actividad física a la semana (no alcanza las recomendaciones); a ser una persona sedentaria, que es la que lleva a cabo actividades que consumen muy poca energía, como puede ser, trabajar sentados.
Es frecuente que ambos conceptos se asocien en una misma persona, se puede ser inactiva y a su vez tener una vida sedentaria; o ser activa físicamente (es decir, que cumple las recomendaciones) llevando una vida sedentaria.
Tener un estilo de vida sedentario o inactivo, puede traernos consecuencias negativas como pueden ser:
- Riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares, hipertensión y diabetes tipo 2
- Riesgo de sobrepeso y obesidad
- Mayor riesgo de padecer cáncer como el de colon, próstata, ovario o útero
- Disminución de la masa muscular y ósea
- Puede haber sensaciones de dolor
Como podéis observar, movernos es más importante de lo que parece si queremos mantener un estado óptimo de salud. No hace falta obsesionarnos, podemos obtener beneficios cuidando dos aspectos que actúan de manera independiente:
- Realizando actividad física todos o casi todos los días de la semana
- Reduciendo el tiempo de sedentarismo
Tan solo tenemos que comenzar a practicar actividad física, acorde con nuestras capacidades y tiempo. Las mejorías se experimentan tanto en el cuerpo como en el bienestar mental.
Llevar una vida activa, reduce los síntomas de ansiedad y estrés, mejora el sueño y reduce el riesgo de depresión. Además aumenta la percepción de bienestar y satisfacción con el propio cuerpo.
Después de leer el artículo, ¿crees que es hora de empezar a moverte?
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