Una de las emociones primarias que forma parte de nuestra vida es la tristeza, aprender a reconocerla y gestionarla es primordial para nuestra salud mental y emocional.
Culturalmente, es una de las emociones que no solemos expresar e incluso la mantenemos en silencio. Esto se debe a las creencias que desde niños nos han introducido con frases como que “La tristeza es de débiles”, “Los fuertes no lloran”, etc.
La tristeza forma parte de nuestra vida, ya sea en un periodo u otro de la misma, aparece en situaciones como la pérdida de un ser querido, la inmigración hacia otro país dejando atrás a los seres queridos, la ruptura con una pareja, etc.
Hay momentos de nuestra vida en la que aparece, entenderla y aceptarla es parte del proceso de curación. Si no la interiorizamos e iniciamos el proceso de duelo consciente, puede provocar en nosotros crisis de ansiedad e incluso arrastrarnos hacia la depresión.
Para manejarla es necesario reconocerla y entender la forma en la que nos afecta, es normal sentirnos más bajitos de energía, intentando expresarla sin bloquearla con otras emociones negativas y permitiéndonos estar acompañados en el proceso.
No debemos arrastrarnos hacia un sentimiento de culpa cuando nos aborda la tristeza, debemos ser conscientes de que es un estado de ánimo pasajero. Vivir ésta emoción no solo es necesaria, sino que, además, es sano.
¿Cómo perjudica nuestro estado anímico a nuestra salud?
Cuando estamos de bajón, la tendencia es estar inapetente u optar por alimentos altos en grasas y azúcares, con pocas ganas de movernos y de compartir con los demás.
Sustituir las emociones por comida pueden llevarnos a problemas relacionados con la obesidad o por el contrario problemas relacionados con la desnutrición, por ello, es importante en periodos emocionales tener un control sobre lo que comemos. Mantener una alimentación equilibrada con aportes adecuados de cada uno de los nutrientes necesarios para el organismo, nos va a ayudar a reponer la energía y a combatir la tristeza de forma eficaz.