Si hay algo de lo que podemos disfrutar en la época de otoño-invierno, son de las castañas. Un fruto seco que comparte semejanzas con los cereales por ser fuente rica de hidratos de carbono complejos y fibra, y bajo en grasas. Gracias a estas propiedades y a que su contenido en agua, cercano al 50%, la castaña es uno de los frutos secos de menor contenido calórico.
Podemos comerlas crudas, hervidas o asadas. Eso sí, crudas pueden causar molestias intestinales como hinchazón de vientre y flatulencias. Esto se debe a que son fuente rica de taninos. Para evitar éstas molestias se recomienda controlar la cantidad que comemos y masticarlas despacio.
Las personas diabéticas pueden disfrutar de su consumo. Gracias a su contenido en carbohidratos complejos, sus azúcares se descomponen de forma gradual y sin crear picos hiperglucémicos. Eso sí, para consumirlas, hay que tener en cuenta la ración que equivale a unas 5-6 unidades.
Entre sus beneficios se encuentra:
- Contribuyen al buen funcionamiento del sistema neuromuscular por ser ricas en minerales como el potasio, magnesio, calcio, etc.
- Son beneficiosas para el funcionamiento del riñón y ayudan a combatir la hipertensión.
- Ayudan a proteger a las células del efecto negativo del estrés y los radicales libres del oxígeno, gracias a su aporte en vitaminas y en polifenoles antioxidantes.
- Favorecen el funcionamiento del tránsito intestinal y ayudan a combatir el estreñimiento.
- Además, tienen efecto saciante por su contenido en fibra insoluble.
Podemos preparar muchas recetas con ellas, combinan bien con carnes y aves, salteadas con champiñones, etc. Aprovecha la temporada para comerlas recién asadas y para crear nuevos platos con ellas.