Una alimentación equilibrada, es aquella que hace posible, en cualquier situación fisiológica, el mantenimiento de un estado óptimo de salud y a su vez, permite al individuo realizar con normalidad sus actividades cotidianas . Debe apoyarse en tres aspectos fundamentales:
- La ración alimentaria debe aportar diariamente la cantidad de energía necesaria para los procesos metabólicos y el trabajo corporal.
- Debe aportar macronutrientes (hidratos de carbono, proteínas y grasas) y micronutrientes (vitaminas y minerales).
- Los aportes nutricionales, deben de recibirse en proporción adecuada, respetándose un equilibrio entre todos los componentes de la ración alimentaria.
La dieta saludable debe ser variada, agradable y suficiente. Este último concepto implica un aporte energético acorde con la demanda del organismo, con objeto de conseguir un balance sin carencias ni excesos.