Como cada año, el 7 de abril, se celebra el día Mundial de la Salud. La OMS (Organización Mundial de la Salud) se ha comprometido a garantizar que todas las personas, en cualquier lugar, puedan ejercer su derecho a la buena salud.
La pandemia que ha causado la COVID-19 ha golpeado duramente a todos los países. Destaca el impacto en las comunidades más vulnerables y más expuestas a la enfermedad.
Vivimos en un mundo desigual. No todos accedemos por igual a los servicios de salud, ni podemos llevar una vida sana.
Si nos paramos a pensarlo, ésta pandemia en la que vivimos, ha puesto de manifiesto este hecho.
En el mundo, hay quienes luchan por:
- Llegar a fin de mes con pocos ingresos diarios.
- Tener acceso a entornos seguros, agua y aire limpios, seguridad alimentaria y servicios de salud.
Estas dificultades provocan sufrimientos innecesarios, enfermedades evitables y muertes prematuras.
Esto no solo es injusto: es evitable. Los líderes deben garantizar que todas las personas tengan unas condiciones de vida y de trabajo que favorezcan la buena salud. Al mismo tiempo, deben dar seguimiento a las desigualdades en materia de salud y garantizar que todas las personas puedan acceder a servicios de salud de calidad cuando y donde los necesiten.
A día de hoy, sigue la lucha contra el COVID-19, es evidente que no todos tenemos el mismo acceso a una sanidad de calidad, ni a las mismas posibilidades para llevar un estilo de vida saludable.
Éste año, el esfuerzo se centra en recordar a los países y sus gobernantes que trabajen juntos para acabar con estas desigualdades.